Compartimos la ponencia expuesta dentro del marco del 4o encuentro de estudiantes y estudiosos de las ciencias sociales en el colegio Fanny Mickey en la localidad de Ciudad Bolívar.
Museo Libre
¿Es posible reconfigurar el imaginario de un territorio mediante el arte urbano?
¿Es posible fortalecer la apropiación territorial e identidad comunitaria a través del arte?
Objetivo:
Compartir experiencias de arte comunitario y público vividas desde el 2013 hasta hoy.
Evidenciar la transformación visual del entorno y señalar las posibles consecuencias en el imaginario de la comunidad.
Museo Libre:
El proyecto nace en el 2013, con un objetivo claro: transformar visualmente el entorno de la quebrada Limas en los barrios Nueva Colombia y Vista Hermosa, para entonces convocar artistas a nuestros barrios, a nuestra localidad – tan llena de estigmas- no era para nada una tarea fácil, por lo que como artista plástico finalizando mi formación académica, terminé interviniendo 5 de los 14 muros que se consiguieron ese año (2013), sin embargo, hubo artistas de Manizales, Pasto y Bogotá, el museo inició con más de una decena de murales que en primera instancia cumplieron el objetivo planteado, darle una renovación visual al entorno de la quebrada Limas. Sin embargo en el transcurso de un año, fuimos testigos de una transformación no solo visual, sino que la comunidad paulatinamente fue tejiéndose en torno al territorio mediante la agricultura urbana, la recreación pasiva, y el simple flujo de la cotidianidad, generando así una visión, un imaginario distintos frente a “ese pedacito” de camino que logramos –con mucho esfuerzo y colaboración de la comunidad y los artistas- intervenir.
Para el año 2014, decidimos repetir el proceso, en parte por exigencia de la misma comunidad y por otro lado queríamos atrevernos a salir de los límites inicialmente impuestos, para lo cual iniciamos una “cruzada” de gestión de muros, compartiendo puerta a puerta las ideas de nuestra iniciativa, recolectando pintura vieja, materiales, dinero, muros, comida y cualquier cosa que pudiera impulsar Museo Libre hacia una posición mejor y más efectiva que el año anterior. Alegremente, en el último mes del año, logramos convocar más de 40 artistas, quienes aportaron su propio material y trabajo, y además todos se fueron muy agradecidos y contentos por la oportunidad de participar en el proyecto, y nosotros doblemente agradecidos por la buena onda de los y las artistas quienes venían por puro amor a hacer crecer este sueño, para nosotros fue un logro enorme de la autogestión, y decidimos que esa manera de hacer las cosas era la que más se ajustaba a la libertad que profesa el título de nuestra iniciativa, por lo cual, convertimos la autogestión en nuestra fuente principal de recursos, involucrando siempre a los artistas, la comunidad, los gestores y los visitantes en una sola causa. Ésta vez, luego de terminado el proyecto, con más de 50 piezas nuevas en tres barrios diferentes de la localidad, entendimos como una responsabilidad el hecho de generar tradición a través de este evento, y la única manera de conseguirlo es continuar realizando el festival año tras año, hoy día, un año después de convocar – virtualmente sin recursos- artistas incluso internacionales (Bruno da Silva, Brasil & Lino Ventura, Suiza), somos testigos de una transformación que involucra un perímetro bastante amplio de la localidad 19, y vemos como poco a poco se construye verdaderamente el territorio como un museo libre, y lo más importante, una nueva relación de la ciudadanía con su barrio, con el entorno de su cotidianidad, una expectativa que cada año espera –tácitamente- el momento en el que una horda diversa de artistas de todas partes vuelvan a intervenir calles, callejones, fachadas, culatas, quebradas y paredes, escondidas entre los rincones de la retorcida geografía de nuestros barrios.
Es la segunda mitad del año 2015 y nos encontramos en plena ejecución de la tercera versión de este evento con más de 60 artistas inscritos en un cartel de primera categoría, reuniendo artistas principiantes y maestros con años de trayectoria en un solo espacio donde las ideas confluyen y crecen mutuamente, nuevamente con participación internacional esta vez de Argentina (La Wife) y México (Sacer Dotesk), logramos tejer una pequeña parte de nuestro territorio con un espacio lejano y diferente. Tenemos la oportunidad de exponer en nuestras calles el trabajo de decenas de artistas que ayudan a expandir el criterio estético de las personas que conviven con tales piezas, por esta razón estamos totalmente convencidos de que la consecuencia de percibir el territorio como un museo, un espacio de confluencia artística, un escenario anual de transformación visual, es un fortalecimiento de la identidad y de las relaciones entre las personas y sus barrios.
Conclusiones:
Podemos tomar como enseñanza de este proceso de tres años, la fé en la comunidad, tanto la comunidad artística, como la comunidad territorial, son quienes hacen posible cada año esta transformación, es decir, las personas que transforman son transformadas, y estas son cada una de las personas implicadas en el proyecto, desde la vecina que dona la fachada de su casa, hasta los niños y niñas que se acercan a los artistas para pintar en su compañía, e incluso las personas que se negaron a apoyar el proyecto pero aun así lo ven fluir entre los espacios de su diario vivir. La transformación la construimos todos, si quieres cambiar algo, cambia tú.
Implicaciones:
Lo que la comunidad puede – y debe- hacer para generar cambios en el territorio es transformar su manera de pensar frente al territorio mismo, es reconfigurar la visión que tenemos de crecer y/o vivir en ésta localidad, y sobre todo, conocer y preservar la riqueza cultural, ecológica, artística y turística que es lo que debería ser reconocido por la otredad.La comunidad debe, inaplazablemente, vencer en su interior el estigma y el rechazo continuado por años hacia Ciudad Bolívar, solo entonces se convertirán en entes de cambio positivo en el territorio..